La música forma parte de nuestra vida desde que comenzamos a escuchar la voz de nuestra madre tarareando una canción, las melodías de los dibujos animados, las canciones de amor que nos hacen suspirar en la adolescencia, recordamos nuestra vida mediante fragmentos que componen un puzle musical.

El oído es uno de los sentidos que antes se desarrolla. Crecemos con ritmo: el corazón, la respiración… La música nos acompaña cuando la edad nos borra los recuerdos, solo las canciones nos ayudan a recordar al desconocido que vemos en el espejo.

La música no es sólo aprender a tocar un instrumento, no consiste en convertirse en un “mini Mozart”, aporta valores fundamentales para desarrollarnos plenamente: aprendemos a trabajar en equipo, adquirimos paciencia para esperar el momento de tocar nuestro solo en la orquesta, desarrollamos la capacidad de expresarnos mediante nuestro instrumento o nuestra voz, nos emocionamos, sabemos que para que los resultados sean óptimos hay que ser un trabajador constante, valoramos la belleza, mejoramos la escucha y favorecemos el aprendizaje de idiomas, aumentamos la comprensión matemática, nos hace críticos a la hora de captar los errores y corregirlos, nos ayuda a relacionarnos con los compañeros, etc.

Hay numerosos estudios científicos que dejan constancia de la repercusión que tiene a nivel cerebral el aprendizaje musical en la infancia y a pesar de ello, se sigue investigando al respecto. No solo porque la educación musical despierta y desarrolla la atención, la concentración y la memoria, sino porque además contribuye al autocontrol, al desarrollo intelectual, interpersonal, psicomotor, físico, neurológico y afectivo.

Los psicólogos recomiendan aprendizaje musical en casos de timidez, en casos de separaciones, cuando hay pérdida de un progenitor, cuando hay cambios de carácter por la llegada de un hermanito… y es que “la música amansa a las fieras” dice el refranero.

Cuando las palabras no bastan, las hermosas melodías pueden decir lo que sentimos. Tocar un instrumento es mucho más que un hobby, es una forma de vida. Los médicos curan el cuerpo, los psicólogos la mente y la música sana el alma.

La música es una magnífica terapia en el tratamiento de muchas enfermedades, a través de la música los pacientes con Alzheimer recuperan parte de sus recuerdos, mediante música se atenúan dolores de enfermos terminales, la música acompaña a los bebés prematuros para mejorar su desarrollo y contribuir a su bienestar, y podríamos seguir enumerando infinidad de tratamientos que se sirven de la música como una herramienta.

Nos gusta que nuestros alumnos aprendan experimentando, lo que se aprende de memoria se olvida, lo que se practica mediante repetición se recuerda un tiempo, pero lo que se aprende jugando se recuerda toda la vida.

La música es una herramienta fundamental en el aprendizaje infantil, mediante canciones aprenden las estaciones, los animales, se amplía vocabulario, se transmiten las tradiciones, etc.

Desafortunadamente vivimos en una sociedad en la que se valora lo objetivo, lo cuantificable, parece que todo lo que no se puede medir carece de valía. Los estudiantes se preocupan de las calificaciones en lugar de aprender, los mayores se preocupan de rellenar los horarios de sus hijos y no por acompañarles en su aprendizaje, los profesores programan los objetivos, contenidos y procedimientos en lugar de preocuparse de que su alumnado sea capaz de pensar y cuestionar la sociedad en la que viven.

La música, tradicionalmente una asignatura “maría”, aporta a los alumnos mucho más que un simple festival en navidad o final de curso, la música tiene el poder de despertar inquietudes en los jóvenes que pueden llevarles a ser felices, a sentirse plenos, a disfrutar de la vida. Al fin y al cabo, ¿para qué estamos aquí si no es para ser felices? Crecer con música es crecer feliz.

Por Vicenta Gisbert Caudeli, codirectora del Proyecto de Educación Musical Musinnova

Fuente: https://diariodeavisos.elespanol.com/2019/06/el-poder-de-la-musica-en-los-ninos/

Los padres comprometidos con el aprendizaje musical de sus hijos suelen invertir mucho tiempo y esfuerzo en la formación de los más pequeños, horas de cafetería, lectura y espera, con desplazamientos añadidos, colas y prisas para llegar a tiempo. ¿Y si en lugar de esperar la salida de sus hijos pudiesen compartir el aula de música?

Las clases se convertirían en un espacio de complicidad, empatía y vínculo intergeneracional. Es un aprendizaje compartido, sin importar la edad, disfrutando de cada logro, apoyándose en cada dificultad, ¿no sería una extraordinaria forma de cumplir los sueños de los más grandes y compartir experiencias musicales con los más pequeños?

Musinnova desarrolla desde hace varios cursos escolares este programa de formación familiar, porque es una bonita experiencia ver crecer juntos a grandes y pequeños y porque además resulta práctico, en lugar de esperar, los papis y mamis invierten su tiempo aprendiendo de manera conjunta.

Especialidades instrumentales diversas: canto, violín, violonchelo, guitarra, batería, piano, saxofón, clarinete, trompeta, oboe, para todos los gustos y preferencias. El aprendizaje instrumental mejora la comprensión matemática y la motricidad fina, el canto amplía vocabulario y pronunciación, el trabajo colectivo mejora la socialización y la transmisión de valores que nos preparan para la vida adulta: esfuerzo, constancia, cooperación, respeto y si papá o mamá cometen los mismos errores que nosotros y pueden superarlos, se convierten en modelos a seguir, en estas sesiones además de aprender a tocar un instrumento fortalecemos la relación paternofilial.

Se acabaron las excusas: no tengo tiempo, es muy difícil, siempre tuve ganas pero no tuve la ocasión… Ahora tenemos la oportunidad de formar parte de la educación musical de nuestros hijos. Disfrutemos juntos de la experimentación, de una metodología basada en la intuición e interiorización de destrezas que nos facilitan la comprensión del código musical. No más música aburrida, hagamos de la música un divertido juego en familia con el que disfrutar del tiempo de ocio, aprendiendo juntos y superando cada dificultad con estudio y dedicación.

Reservemos un espacio semanal para una actividad especial, el aprendizaje musical se convertirá en nuestro particular paréntesis de la rutina laboral.  Vamos a activar nuestras conexiones neuronales, mejorar la memoria, nuestra atención, capacidad de escucha, coordinación y oído, cada clase un nuevo reto, puede no ser fácil pero sin duda merecerá la pena. Un equipo de docentes al servicio de cada alumno, sin importar la edad, únicamente con el compromiso de guiar el camino de los que desean disfrutar del aprendizaje musical.

Por Vicenta Gisbert Caudeli, codirectora del Proyecto de Educación Musical Musinnova

Fuente: https://diariodeavisos.elespanol.com/2019/08/musica-en-familia/

Música y salud emocional

“Somos seres musicales de forma innata desde lo más profundo de nuestra naturaleza”, opino lo mismo que dice Stefan Koelsch, damos muestra de ello en el vientre materno y recién nacidos…, todo ser humano responde emocionalmente de forma instintiva a las notas y ritmos musicales desde su origen. Música y salud emocional van de la mano.

El movimiento o quietud de un bebé ante la música está expresando emociones positivas o negativas, una melodía determinada puede detener o producir un llanto o tranquilidad y somnolencia. Koelsch lo resume así, “La música es capaz de evocar el núcleo mismo, el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional”.

La música tiene la cualidad de mejorar la salud emocional de los niños, la salud de cualquier ser humano que lo desee, que lo necesite.

Con la música un niño siente, expresa, potencia o libera sus emociones.

Aprender, escuchar, tocar música es una oportunidad para el desarrollo y mejora de su salud emocional y altamente beneficioso como tratamiento para niños con dificultades emocionales, con hiperactividad, con problemas de relaciones sociales, con autismo, con depresión… entre otros.

¿Qué aporta la música a la salud emocional de un niño?

  • Un camino para resolver problemas emocionales.
  • Un estado de tranquilidad y gozo. Los sonidos musicales, las notas, ritmos, tonos…, vibran en la misma escala que las emociones, la música y la emoción se mueven en el mismo plano físico, regulando así el sistema nervioso y por tanto disminuyendo el estrés emocional. Se produce una armonía perfecta, un ajuste, una conexión, consiguiendo sensaciones de relajación, calma y sosiego.
  • Un espacio para comunicar lo que tiene dentro, lo que es, expresando libremente, dándole lugar y visibilidad al sentimiento, el sentir mismo, al más interno.
  • Una vía para liberar emociones ante la necesidad de expresión emocional oculta, para que deje salir emociones retenidas por el cuerpo o la mente, emociones que le atan, duelen o enferman.

Las escuelas de música especializadas para niños y niñas, utilizan técnicas que permiten trabajar la salud emocional, teniendo en cuenta las sensaciones y los sonidos de la naturaleza por ejemplo, el gusto musical del niño, y todas aquellas herramientas de escucha y manipulación musical que faciliten la expresividad y la creatividad. La escuela Musinnova de Canarias es un buen ejemplo de ello porque contemplan la emoción como base primordial de la música.

Toda persona, niño o adulto, tiene buena salud emocional cuando su mente y su cuerpo están en armonía, cuando existe una relación coherente entre lo que siente y cómo lo siente en estrecha vinculación entre su interior y su entorno.

La música, como nadie, consigue generar esta unión.

Sonia GonzálezSonia González - Salud emocional
Psicóloga Clínica, Terapeuta en Educación y Liberación Emocional y terapias de Bienestar y Desarrollo Personal, Relajación y Mindfullness

Los primeros acordes de nuestra canción favorita desencadenan un patrón común de actividad cerebral -se generan pensamientos y recuerdos­- independientemente de la persona que disfrute de la melodía. Sin embargo, hasta ahora no se conocía cómo se produce dicha activación en el cerebro. Los hallazgos, publicados en Scientific Reports, una de las revistas de la editorial Nature, podrían explicar por qué diferentes personas describen sentimientos y recuerdos similares al escuchar su pieza musical favorita, tanto si es una composición de Beethoven o Eminem.

Para entender por qué la gente tiene experiencias comparables, el grupo de investigación estadounidense evaluó las diferencias en las redes funcionales del cerebro (utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, fMRI) en 21 personas que escucharon diferentes tipos de música, incluyendo rock, rap, y melodías clásicas. Los científicos identificaron modelos consistentes de la conectividad cerebral asociada a las canciones favoritas y demostraron que un circuito importante en los pensamientos introspectivos -la red neuronal por defecto (Default Mode Network o DMN, en inglés)- se conecta más cuando se escucha la música preferida.

el-poder-curativo-de-la-musicaComo explica a Sinc Jonathan Burdette, profesor del Centro Médico Wake Forest Baptist (EE UU) y uno de los principales autores del estudio, «aunque no entendemos completamente lo que hace la DMN, es probable que tenga un papel importante en la determinación de quiénes somos y cómo encajamos en el mundo». Los expertos se refieren a esto como pensamientos autoreferenciales. Según los autores, los resultados fueron inesperados «dado que las preferencias musicales son fenómenos individualizados y que la música puede variar mucho en complejidad rítmica, presencia o ausencia de la letra, consistencia, etc.».

Canciones favoritas, viejas emociones

El trabajo pone de manifiesto que la escucha de una canción favorita altera la conectividad entre las áreas cerebrales auditivas y el hipocampo, una región responsable de la memoria y la consolidación de las emociones. Los expertos comprobaron así que al oír las melodías favoritas se produce una desconexión de las áreas de procesamiento de sonido del cerebro en las zonas de codificación de la memoria de dicho órgano. «Esto se debe probablemente a que al escuchar nuestra música favorita, no estamos creando nuevos recuerdos. Más bien, estamos aprovechando recuerdos y viejas emociones«, subraya Burdette.

Para los autores, estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones en la terapia musical, sobre todo en la elección apropiada de la música capaz de involucrar a los circuitos cerebrales dañados.

Fuente: www.publico.es

  Un nuevo estudio de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, proporciona la primera evidencia directa de que un programa de música de la comunidad dirigido a jóvenes en situación de riesgo tiene un efecto biológico sobre el sistema nervioso en desarrollo de los niños. En concreto, revela que dos años de clases de música mejoran la precisión con la que los cerebros de los niños distinguen sonidos similares del habla, un proceso neural que está vinculado a las habilidades de lenguaje y lectura.

   Sin embargo, un año de entrenamiento fue suficiente para generar cambios en el sistema nervioso. «Estanoticiaaudicion investigación demuestra que los programas de música de la comunidad pueden literalmente ‘remodelar’ los cerebros de los niños de manera que mejora su procesamiento de sonido, lo que podría conducir a mejores habilidades de aprendizaje y del lenguaje», resalta la autora principal del estudio, Nina Kraus, profesora de Ciencias de la Comunicación en la Escuela de Comunicación y de Neurobiología y Fisiología en el Colegio Weinberg de Artes y Ciencias de Northwestern.

   El trabajo, titulado ‘Los programas de enriquecimiento musical mejoran la codificación neural del lenguaje en niños en riesgo’ y publicado en la revista ‘Journal of Neuroscience’, es uno de los pocos análisis que evalúa los cambios biológicos después de la participación en un programa de educación musical existente.

Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern, y su equipo colaboraron con Harmony Project, una iniciativa que durante más de una década ha proporcionado instrucción musical gratuita a miles de niños desfavorecidos de zonas de pandillas en Los Ángeles, California, Estados Unidos.

   En este trabajo se involucró a niños entre las edades de 6 y 9 años. El equipo de investigación viajó a Los Ángeles para evaluarlos a medida que participaban en programas de Harmony Project y regresaron cada verano durante los dos años siguientes para evaluarles longitudinalmente.

   «Utilizamos una sonda neural rápida pero de gran alcance que nos permitió calibrar el procesamiento del habla con una precisión sin precedentes. Con ella, se encontraron cambios en el cerebro tras dos años de formación musical», destaca Kraus. «Estos resultados son una prueba de que es un error pensar en la educación musical como una solución rápida, pero sí que es una parte activa de la educación de los niños, por lo que la música puede tener un impacto profundo y permanente en la escucha y el aprendizaje».

   noticiaaudicion3La investigación de todo el mundo ha sugerido vínculos entre la formación musical, mejora en la función cerebral y aumento del conocimiento de idiomas, pero, según sus autores, éste es el primer estudio que utiliza la asignación al azar para evaluar los cambios cerebrales en colaboración con un programa de música de la comunidad existente y exitoso que se dirige a los niños desfavorecidos. Las investigaciones anteriores se habían centrado en individuos de familias ricas que recibieron clases particulares.

   «Gracias a este hallazgo, la formación musical sostenida es ahora un método basado en la evidencia para cerrar la brecha en el rendimiento entre los niños pobres y sus compañeros más favorecidos», celebra Margaret Martin, fundadora del Proyecto Harmony, quien se acercó a Kraus hace varios años, tras haber observado el impacto positivo que la música estaba teniendo en los niños.

   Desde el año 2008, el 93 por ciento de las personas mayores del Proyecto Harmony había acudido a la universidad a pesar de las tasas de deserción del 50 por ciento o más en sus barrios. «Ahora sabemos que este éxito se basa, al menos en parte, a los cambios cerebrales únicos conseguidos al hacer música», agrega Martin.

   «Biológicamente, usted es lo que hace y su pasado da forma a su presente –sentencia Kraus–. Las intervenciones comunitarias tienen el potencial de inculcar en los niños los beneficios más destacados que pueden establecerse para un mejor aprendizaje dentro y fuera de las aulas».

Estos resultados proporcionan apoyo biológico para la aplicación a gran escala de estos programas para promover la salud del cerebro y el desarrollo infantil.

Fuente: www.infosalus.com

canstockphoto5194980Es muy normal escuchar a los padres esta pregunta. En la mayoría de los casos, hay que ir paso a paso. La música debe asimilarse de una manera natural y conseguir que el niño/a disfrute primero con experiencias de estimulación e iniciación musical. Hay que dar tiempo al tiempo y no mostrarse ansiosos porque empiece lo más temprano posible ya que eso no garantiza el éxito del aprendizaje ni lo convertirá en un prodigio musical.

El niño/a debe estar preparado para la práctica instrumental porque si no sabe lo que le espera, si no se le habla más que de teoría musical, clases instrumentales o exámenes, el aprendizaje de la música dejará de ser algo entretenido y atractivo. Se convertirá en una obligación y, probablemente, se sentirá presionado por la ilusión que han depositado sus padres. El tiempo que hemos querido ganar comenzando antes la práctica instrumental lo habremos perdido porque las posibilidades de abandono son mucho mayores. Y lo peor, el niño/a no querrá saber nada de la música y lo que podía haber sido una experiencia irrepetible y enriquecedora se habrá convertido en un mal recuerdo.

Es más arriesgado obligar a un niño a empezar demasiado pronto que hacerlo cuando se cree que es demasiado tarde. Si no está listo, la música le resultará muy difícil, se sentirá apremiado y presionado y pronto la rechazará. Esta precocidad es, de hecho, uno de los factores más frecuentes entre los que llevan al fracaso en los estudios musicales.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la madurez física necesaria  para el aprendizaje de cualquier instrumento musical. Hemos observamos,  a través de años impartiendo clase a niños/as, que en muchos casos el avance en el aprendizaje se ve ralentizado por una cuestión de desarrollo físico o de destrezas motrices que todavía no han desarrollado, pues corresponden a otras edades. El tamaño del instrumento, su peso, dedos pequeños que no llegan a determinadas partes del instrumento, la coordinación de manos y dedos,…son observaciones diarias de un profesor de instrumento. Los niños/as, con su capacidad de observación, se dan cuenta de este retroceso en el avance y en algunos casos, con motivación extra, continúan sus estudios musicales pero en otros, abandonan desilusionados y desmotivados.

A partir de los 6 años, los niños/as pueden abordar la música desde otra perspectiva porque ya tienen la madurez intelectual y desarrollo cognitivo suficiente para entender el lenguaje musical al mismo tiempo que su desarrollo físico le permite la destreza necesaria.

Por este motivo, la edad ideal para comenzar la iniciación instrumental es a partir de los 6 años y  no debería comenzarse antes. En Musinnova, somos profesionales serios y comprometidos con la educación musical, por eso nuestro programa de iniciación instrumental Divertimento comienza a partir de los 6 años.

Lo más importante para iniciar a su hijo/a en la enseñanza instrumental es su compromiso, si le dedicas tiempo en acompañarlo en este proceso tan maravilloso, los resultados son asombrosos.

Musinnova, a través de su método, promueve la enseñanza natural y divertida del instrumento, transmitiendo el amor que sentimos por la música y contagiándoselo a nuestros alumnos/as. De esta manera, lo que en un principio podría ser una obligación se transforma en placer y en pasión por la música.

Consulta nuestro programa Divertimento de iniciación instrumental.

Acercamos la música a los niños con nuestro concierto didáctico.

 

Aprovechando la llegada del carnaval, Musinnova lo celebró de la mejor manera posible: con música.

Acercamos la música de la mejor forma: haciendo participar a todos los niños/as en nuestro cuento musical. Nuestros alumnos del programa crescendo de los centros infantiles cantaron, escucharon música en vivo, bailaron, tocaron,…

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Conseguimos despertar la curiosidad  e interés de los más pequeños hacia la música, al mismo tiempo, enriquecemos sus vivencias alrededor de ella aportándoles nuevas experiencias sonoras.

Acompañada de canciones, bailes, música en vivo y tocando instrumentos, transcurre la historia de “La tortuga Taruga y la cabalgata de carnaval”. Nuestra protagonista recibe una invitación para la cabalgata de carnaval que le hace mucha ilusión. Pero, preocupada porque no tiene disfraz,  le pide al baúl mágico uno.

Se prueba el disfraz de tigre, de gallina, de canguro y de burro. Ninguno le convence, así que, finalmente, decide ir a la cabalgata con el mejor disfraz que tiene, su bonito y decorado caparazón. Una gran fiesta le espera a nuestra  tortuga y a sus amigos al terminar la cabalgata.

Una bonita historia  con la música como protagonista que han podido disfrutar los alumnos de Musinnova.

Tenemos que agradecer a todos los pequeños artistas sus risas, entusiasmo, entrega y aplausos noticia concierto2que le han dedicado a la protagonista del concierto y sus amigos porque nos han hecho disfrutar también a nosotros.

Conoce más sobre nuestras actividades músicales

Escuchar música es un placer para muchos, una distracción, una manera de evadirse, un modo de culturizarnos y recibir mensajes. Todo eso ya se sabe, sin embargo, hay más: la música nos hace inteligentes.

 Según un equipo de investigadores de la Northwestern University, en EE.UU, la música mejora nuestra capacidad cerebral. Sin embargo, no se trata solo de escucharla, si no de recibir educación musical cuando somos pequeños.

 Los expertos aseguran que una mayor respuesta cerebral se traduce, también, en un sistema auditivo más eficiente. Los resultados del estudio, que se realizó con 44 adultos sanos, de edades entre los 55 y 76 años, determinaron que las personas que habían recibido formación musical entre los 4 y 14 años, tenían una respuesta más rápida a la percepción de los sonidos.

La diferencia de reacción entre los que habían recibido formación musical y los que no, fue de una milésima de segundo. ¿Poco? No si tenemos en cuenta que esa milésima de segundo se compone por millones de neuronas.

Estas desigualdades en la reacción y capacidad cerebral cobran importancia a medida que las personas envejecen, ya que es cuando la capacidad de respuesta se va reduciendo y pueden aparecer problemas de comunicación.

Fuente: www.atractivas.es

Musinnova lleva la música a todas las edades.

Por eso, celebramos con frecuencia nuestra actividad “Armonía en familia” que se encarga de la estimulación temprana dentro del programa Preludio musical.

Nuestro último encuentro lo hemos realizado el 14 de febrero, una fecha muy especial para regalar amor y música. Ya nos encontramos preparando el siguiente.

Los bebés y sus familias disfrutaron de un encuentro único como experiencia sensorial: canciones, música en vivo, masajes, actividades de estimulación auditiva y motora, instrumentos musicales, ejercicios rítmicos, actividades de relajación,…un programa completo. Y lo más importante, hicimos partícipe a las familias para ayudar a crear, gracias a la música, nuevos lazos de unión y comunicación con sus bebés.

Y como interpretamos la música siempre en vivo, los bebés asistieron encanIMG-20140215-WA0000tados al que seguro fue uno de sus primeros conciertos de música. Sorprendentes las reacciones: caras de felicidad, ojos curiosos, bailes espontáneos, palmas,…y cuando llega el momento de la relajación, muchos acabaron durmiendo en los brazos de sus padres. Una experiencia inolvidable para Musinnova.

Pronto comunicaremos las siguientes fechas de nuestro taller “Armonía en familia”.

Consulta el programa preludio musical para más información