Según un estudio de la Clarkson University de Estados Unidos, realizado con jugadores de golf, escuchar música jazz puede aumentar la puntería. Otros géneros músicales, por el contrario, no tienen el mismo nivel de efecto, también ha revelado la investigación. Estudios previos habían señalado otros efectos positivos de la música sobre el rendimiento deportivo.

Los 22 participantes (ocho varones y 14 mujeres) en el estudio pertenecían a la la División I de golfistas de dicha Universidad, y tenían un promedio de 20 años de edad. Además, de media contaban con al menos ocho años de experiencia como jugadores de golf.

Diversos géneros musicales probados

Cada uno de los participantes completaron una serie de seis ensayos, que comprendieron intentar cinco tiros al hoyo en cuatro lugares previamente designados.

En un orden aleatorio, se pidió a los voluntarios bien que no escucharan música alguna, bien que escucharan algunos géneros musicales (música clásica, country, rock, jazz y hip hop o rap) mientras tiraban. Se comprobó así que el jazz era el tipo de música que mayor efecto positivo tenía sobre la puntería de los jugadores.

«El beneficio de la música en situaciones de control de la motricidad fina era relativamente desconocido. Con suerte, este es el primer paso para responder a esta cuestión», afirma Boolani, uno de los autores del estudio.

En el artículo publicado en el Journal of Athletic Enhancement se indica que será necesaria la investigación futura con una muestra más grande para ver si estos resultados pueden ser replicados.

Otros efectos de la música en el deporte

En la Universidad de Brunel (Inglaterra) el especialista en psicología deportiva Costas Karageorghis lleva años analizando la relación entre la música y el rendimiento en los deportes.

En un artículo publicado por Karageorghis en 2006, el experto señalaba que, en general, usar la música al hacer ejercicio físico o practicar algún deporte concreto permite aumentar la capacidad de concentración, levantar el ánimo, generar emociones, cambiar o regular el estado de ánimo y evocar recuerdos; aumentar el rendimiento, reducir las inhibiciones e incluso estimular el movimiento rítmico.

También se ha comprobado que escuchar música de fondo mientras se hace deporte puede reducir la frecuencia cardíaca y la tensión muscular, aumentando con ello el flujo de la sangre por el organismo.

Por otra parte, se ha constatado que una música de ritmo rápido resulta energetizante para los deportistas y que, por el contrario, una música lenta y relajante puede aumentar su fuerza. Por último, escuchar música escogida por los propios deportistas antes y durante el ejercicio físico puede ayudar a estos a controlar sus emociones y a dirigir su conciencia, lo que impacta positivamente en su desempeño.

Fuente: http://www.tendencias21.net/Escuchar-musica-jazz-mejora-la-punteria_a38569.html

La música ha adquirido un carácter científico y su empleo como tratamiento no farmacológico está cada vez más implantado en el ámbito sociosanitario. Estudios demuestran cómo la musicoterapia alivia el sufrimiento físico y psíquico de pacientes que padecen patologías crónicas y degenerativas que provocan dolor y ayuda a tratar problemas de tipo cognitivo y conductual. Más de 2.000 titulados en España se han formado en esta disciplina.

Decía Miguel de Cervantes que “la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”. Hoy, la creencia del célebre escritor sobre los efectos beneficiosos de la música en las personas está avalada por innumerables estudios nacionales e internacionales y su aplicación tiene carácter científico. En España, la musicoterapia fue introducida en el ámbito académico en la década de los 60 y actualmente ya hay más de 2.000 profesionales formados en la materia, siendo cada vez más numerosas las instituciones y centros hospitalarios que colaboran en la investigación y desarrollo de esta disciplina e incorporan estas técnicas a sus equipos y unidades para contribuir al bienestar de pacientes que sufren trastornos o patologías en el plano educativo, clínico o social.

El musicoterapeuta trabaja en todos aquellos ámbitos en los que la música, aplicada como terapia no farmacológica, puede mejorar algún aspecto de la vida de una persona, desde aquellas que presentan dificultades de aprendizaje, problemas de adaptación o trastornos cognitivos a las que han de enfrentarse a una enfermedad degenerativa o algo tan agresivo como el cáncer. Hay mucha literatura científica al respecto y los estudios arrojan buenos resultados de la aplicación de la musicoterapia no sólo en las fases de diagnóstico, fase paliativa y tratamiento, sino también en mujeres supervivientes del cáncer de mama.

Así influye la música en los pacientes
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El Hospital Universitario La Paz de Madrid ha realizado recientemente un estudio comparativo en sobre el efecto de una intervención con musicoterapia para mujeres con cáncer de mama durante la sesión de quimioterapia. El estudio, llevado a cabo por la musicoterapeuta Mireia Serra Vila, realizó sesiones musicoterapéuticas en varios ciclos de la quimioterapia. Los objetivos principales del uso de la música como instrumento terapéutico fueron, en mayor medida, relajar, distraer y focalizar, socializar y, finalmente, expresar las emociones de las pacientes. La investigación ha demostrado que, a corto plazo, la ansiedad, el nerviosismo, la percepción del dolor y la depresión de las pacientes se redujo tras la sesión de quimioterapia, y mejoró ciertos síntomas asociados al tratamiento, como es la pérdida de apetito.

Las terapias pueden ser a nivel individual, pero lo más frecuente es que las sesiones sean grupales, de forma que las asociaciones, fundaciones y hospitales que aplican estas terapias puedan optimizar recursos y llegar a más pacientes. Según comenta a este periódico Martí, en el caso del cáncer de mama, con una elevada tasa de supervivencia, “el objetivo fundamental es ayudar a adaptarse tanto a la enfermedad como al tratamiento de una manera no invasiva mediante la relajación, la reflexión y la expresión de las emociones”.

Sin embargo, el trabajo de los musicoterapeutas al respecto no se limita únicamente a ofrecer un tipo de música determinado para favorecer la relajación de los enfermos de cáncer. Tal y como puntualiza la profesional consultada, “es muy importante el carácter activo y la implicación de la persona”.

Musicoterapia2Es muy recomendable que los enfermos participen en técnicas de carácter activo como tocar un instrumento de fácil manejo, imitar patrones rítmicos, cantar letras significativas o probar con la composición musical. Todas estas prácticas, explica la musicoterapeuta, “fomentan la creatividad, lo que ayuda a los pacientes aprender a buscar alternativas a los problemas, a desbloquearse y descubrir cosas de las que son capaces”. El estado de ánimo se ve modificado y se traduce en una sensación de bienestar, concluye.

El párkinson es otras de las afecciones que la música ayuda a afrontar. Diversos estudios internacionales han demostrado que la música permite reactivar zonas del cerebro «apagadas» por la enfermedad y se han observado mejoras significativas en personas que escuchan música con frecuencia y que repiten sus estructuras mentalmente mientras desarrollan una actividad motora.

Fuente: www.vozpópuli.com

La música es una herramienta que puede ayudarnos a aprender un idioma.

Las letras de las canciones nos pueden ayudar a memorizar de forma más fácil y divertida vocabulario de palabras y expresiones. Escuchar y hasta incluso cantar canciones en otro idioma ayuda a mejorar la pronunciación y aprender nuevo vocabulario.

Por ejemplo, la música en inglés está presente en numerosas actividades de nuestra vida cotidiana, cuando escuchamos la radio en el coche, en el supermercado, en una fiesta, etc. Ahí estamos en contacto con ese idioma.

Sin embargo, en muchas ocasiones, no prestamos atención a las canciones, sólo escuchamos de forma pasiva.

Aprender un idioma con la música, significa utilizar la información linguística con actividades que nos divierten. La pasión por la música puede ser clave, independientemente del idioma que aprendes.

Aquí están las fases que proponemos para que el aprendizaje de otro idioma sea una actividad agradable:

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1. Elige una canción que te guste. Si te gusta la música, no tendrás dificultad al elegir la canción con la que quieres aprender un idioma y sobre todo, intenta escuchar varias veces la misma canción. Durante el día escuchamos muchas canciones, pero olvidamos repetirlas. Recuerda que la repetición es uno de los factores más importantes en el aprendizaje de un idioma.

2. Busca las letras en internet. Puedes buscar en internet las letras originales de las canciones que quieres aprender.

3. Escucha la canción y lee la letra. Si utilizas iTunes, instala un programa que lea tu biblioteca de música y guarda automáticamente las letras en un documento MP3. Si escuchas tus canciones preferidas y aprendes sus letras, con seguridad descubrirás palabras que no conocías. Concéntrate en las frases que te parecen más interesantes.

4. Escucha de nuevo y atrévete a cantar. Cuando te sientas preparado y conozcas muy bien la letras de las canciones, atrévete a cantar.

Ahora que ya conoces las letras y que logras memorizarlas, puedes escucharlas mientras cantas en cualquier lugar. La repetición es un pilar fundamental de la memorización.

Uno de los consejos para el aprendizaje es alternar el estudio gramatical (de gran importancia) con métodos prácticos para memorizar el vocabulario aprendido, como ver películas, leer artículos, y como hemos dicho, escuchar música.

Por otra parte, según un estudio de la Universidad de Illinollis, escuchar música clásica también mejora el aprendizaje del lenguaje.

 

Fuente: http://blog.elregalomusical.com/2014/10/4-fases-para-aprender-un-idioma.html?spref=fb

Los niños y niñas de primaria que participan en el proyecto Amure están ya en la recta final de este experimento que pretende “verificar en qué medida la práctica del aprendizaje musical tiene efectos sobre el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico”, así como sobre “las actitudes, la disciplina y los hábitos educativos”.

Si el experimento, coordinado por la Consejería de Educación y la Universitat de València, continúa es porque noticiabuenas_notas4los resultados provisionales del primer curso han sido “esperanzadores”, en expresión cautelosa utilizada entre los implicados en el proyecto. Un 77,5% de los niños que reciben clases de música dentro del proyecto Amure mejora el rendimiento escolar, fue el dato que la consejera de Educación, María José Català, anticipó el jueves en el congreso nacional de conservatorios.

Esa mejora del conjunto piloto de 40 alumnos, que se produjo en solo un semestre, es un 15% superior al número de alumnos que mejoró en el grupo de control (otros 40) que no recibe clases musicales. La proporción de alumnos de este segundo grupo que mejoró el rendimiento fue de un 62%. Los datos del informe provisional que maneja Educación no son concluyentes, pero si indicativos, puesto que ya reflejan divergencias entre un grupo y otro. Aunque se refieren a un corto periodo de tiempo de exposición a la formación musical (el segundo y tercer trimestre del curso 2012-13), los efectos son “inmediatamente perceptibles en el ámbito actitudinal” y el efecto “sobre las calificaciones es progresivo”.

noticabuenas_notasEn cuanto a las notas, el grupo Amure experimentó una mejora global del 13,2 % en sus calificaciones, mientras que el grupo de control lo hizo en un 9,3%. De alguna manera, las notas musicales animan a las académicas. “Las asignaturas con índice de mejora son castellano, valenciano, educación artística y educación física”, en mayor medida estas últimas, explica el informe de resultados. En todas estas asignaturas, “la proporción de estudiantes que mejora es siempre superior” en el grupo que recibe clases de música, con diferencias que van del 5% hasta el 15%.

 El informe advierte que «los cambios cognitivos que requieren mejoría en estas áreas se producen a medio plazo, no de forma inminente». Aunque la comparación de las notas se hace entre la primera evaluación del curso (diciembre de 2012) y la última (junio de 2013), y los datos son claramente provisionales, hay «considerables indicios que apuntan a que la formación musical tiene efectos perceptibles sobre el rendimiento académico».

Esos indicios señalan también una mejoría en actitud hacia el aprendizaje, aumento de motivación y refuerzo de los hábitos de estudio y la disciplina, así como en la atención y la autoestima, según cuestionarios cumplimentados por docentes y familiares.

Fuente: www.abc.es

Los primeros acordes de nuestra canción favorita desencadenan un patrón común de actividad cerebral -se generan pensamientos y recuerdos­- independientemente de la persona que disfrute de la melodía. Sin embargo, hasta ahora no se conocía cómo se produce dicha activación en el cerebro. Los hallazgos, publicados en Scientific Reports, una de las revistas de la editorial Nature, podrían explicar por qué diferentes personas describen sentimientos y recuerdos similares al escuchar su pieza musical favorita, tanto si es una composición de Beethoven o Eminem.

Para entender por qué la gente tiene experiencias comparables, el grupo de investigación estadounidense evaluó las diferencias en las redes funcionales del cerebro (utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, fMRI) en 21 personas que escucharon diferentes tipos de música, incluyendo rock, rap, y melodías clásicas. Los científicos identificaron modelos consistentes de la conectividad cerebral asociada a las canciones favoritas y demostraron que un circuito importante en los pensamientos introspectivos -la red neuronal por defecto (Default Mode Network o DMN, en inglés)- se conecta más cuando se escucha la música preferida.

el-poder-curativo-de-la-musicaComo explica a Sinc Jonathan Burdette, profesor del Centro Médico Wake Forest Baptist (EE UU) y uno de los principales autores del estudio, «aunque no entendemos completamente lo que hace la DMN, es probable que tenga un papel importante en la determinación de quiénes somos y cómo encajamos en el mundo». Los expertos se refieren a esto como pensamientos autoreferenciales. Según los autores, los resultados fueron inesperados «dado que las preferencias musicales son fenómenos individualizados y que la música puede variar mucho en complejidad rítmica, presencia o ausencia de la letra, consistencia, etc.».

Canciones favoritas, viejas emociones

El trabajo pone de manifiesto que la escucha de una canción favorita altera la conectividad entre las áreas cerebrales auditivas y el hipocampo, una región responsable de la memoria y la consolidación de las emociones. Los expertos comprobaron así que al oír las melodías favoritas se produce una desconexión de las áreas de procesamiento de sonido del cerebro en las zonas de codificación de la memoria de dicho órgano. «Esto se debe probablemente a que al escuchar nuestra música favorita, no estamos creando nuevos recuerdos. Más bien, estamos aprovechando recuerdos y viejas emociones«, subraya Burdette.

Para los autores, estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones en la terapia musical, sobre todo en la elección apropiada de la música capaz de involucrar a los circuitos cerebrales dañados.

Fuente: www.publico.es

  Un nuevo estudio de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, proporciona la primera evidencia directa de que un programa de música de la comunidad dirigido a jóvenes en situación de riesgo tiene un efecto biológico sobre el sistema nervioso en desarrollo de los niños. En concreto, revela que dos años de clases de música mejoran la precisión con la que los cerebros de los niños distinguen sonidos similares del habla, un proceso neural que está vinculado a las habilidades de lenguaje y lectura.

   Sin embargo, un año de entrenamiento fue suficiente para generar cambios en el sistema nervioso. «Estanoticiaaudicion investigación demuestra que los programas de música de la comunidad pueden literalmente ‘remodelar’ los cerebros de los niños de manera que mejora su procesamiento de sonido, lo que podría conducir a mejores habilidades de aprendizaje y del lenguaje», resalta la autora principal del estudio, Nina Kraus, profesora de Ciencias de la Comunicación en la Escuela de Comunicación y de Neurobiología y Fisiología en el Colegio Weinberg de Artes y Ciencias de Northwestern.

   El trabajo, titulado ‘Los programas de enriquecimiento musical mejoran la codificación neural del lenguaje en niños en riesgo’ y publicado en la revista ‘Journal of Neuroscience’, es uno de los pocos análisis que evalúa los cambios biológicos después de la participación en un programa de educación musical existente.

Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern, y su equipo colaboraron con Harmony Project, una iniciativa que durante más de una década ha proporcionado instrucción musical gratuita a miles de niños desfavorecidos de zonas de pandillas en Los Ángeles, California, Estados Unidos.

   En este trabajo se involucró a niños entre las edades de 6 y 9 años. El equipo de investigación viajó a Los Ángeles para evaluarlos a medida que participaban en programas de Harmony Project y regresaron cada verano durante los dos años siguientes para evaluarles longitudinalmente.

   «Utilizamos una sonda neural rápida pero de gran alcance que nos permitió calibrar el procesamiento del habla con una precisión sin precedentes. Con ella, se encontraron cambios en el cerebro tras dos años de formación musical», destaca Kraus. «Estos resultados son una prueba de que es un error pensar en la educación musical como una solución rápida, pero sí que es una parte activa de la educación de los niños, por lo que la música puede tener un impacto profundo y permanente en la escucha y el aprendizaje».

   noticiaaudicion3La investigación de todo el mundo ha sugerido vínculos entre la formación musical, mejora en la función cerebral y aumento del conocimiento de idiomas, pero, según sus autores, éste es el primer estudio que utiliza la asignación al azar para evaluar los cambios cerebrales en colaboración con un programa de música de la comunidad existente y exitoso que se dirige a los niños desfavorecidos. Las investigaciones anteriores se habían centrado en individuos de familias ricas que recibieron clases particulares.

   «Gracias a este hallazgo, la formación musical sostenida es ahora un método basado en la evidencia para cerrar la brecha en el rendimiento entre los niños pobres y sus compañeros más favorecidos», celebra Margaret Martin, fundadora del Proyecto Harmony, quien se acercó a Kraus hace varios años, tras haber observado el impacto positivo que la música estaba teniendo en los niños.

   Desde el año 2008, el 93 por ciento de las personas mayores del Proyecto Harmony había acudido a la universidad a pesar de las tasas de deserción del 50 por ciento o más en sus barrios. «Ahora sabemos que este éxito se basa, al menos en parte, a los cambios cerebrales únicos conseguidos al hacer música», agrega Martin.

   «Biológicamente, usted es lo que hace y su pasado da forma a su presente –sentencia Kraus–. Las intervenciones comunitarias tienen el potencial de inculcar en los niños los beneficios más destacados que pueden establecerse para un mejor aprendizaje dentro y fuera de las aulas».

Estos resultados proporcionan apoyo biológico para la aplicación a gran escala de estos programas para promover la salud del cerebro y el desarrollo infantil.

Fuente: www.infosalus.com

Sabemos que la música cuenta con muchas propiedades y beneficios, además de ser una terapia realmente buena contra la ansiedad y el estrés. Pero, ¿conoces cuáles son los beneficios y las virtudes de la música en los niños?

Desde hace ya algunas décadas se sabe que la música es capaz de transmitir muchos beneficios a las personas que la escuchan, sobretodo si se sienten identificados o cómodos con ella.

No en vano, la música se ha demostrado un elemento prácticamente fundamental e importante en la primera etapa del desarrollo de nuestros hijos, por lo que representa para su desarrollo auditivo, intelectual, del habla, motriz y sensorial.

La música le permite la posibilidad de expresarse de otra forma con los demás, siendo capaz de integrarse más y mejor en la sociedad donde se desenvuelve, ya que ésta le ayuda a conseguir una mayor autonomía, una mayor seguridad en las relaciones y a ampliarlo, entre otras cuestiones.

Además, según se ha podido demostrar, la música les brinda una mayor confianza, una mayor seguridad en sí mismos, y esto es posible gracias a que con ella se sienten comprendidos al compartirla con sus amigos, con los demás.

De modo que escuchar música no solo sirve para educar “el oído”, sino que hay muchos educacion_musical-425x500otros beneficios:

  • Perfecciona el lenguaje. Aprender canciones ayuda al niño a ampliar su vocabulario y a pronunciar mejor.
  • Favorece la memoria auditiva. Escuchar música potencia el área del cerebro dedicada a la memoria auditiva.
  • Fomenta la creatividad. Aprender bailes y canciones alienta la imaginación de los niños y les anima a inventarse sus propias letras y movimientos.
  • Desarrolla la psicomotricidad gruesa. Moverse al ritmo de la música es una actividad estupenda para aprender a controlar el cuerpo y hacer ejercicio.
  • Aumenta su capacidad de aprendizaje. Esto es debido a la potencialidad que tiene la música de conectar los dos hemisferios cerebrales, lo que ayuda a crear nuevas conexiones.

Además, la combinación con la danza puede reportar a vuestro aún más ventajas:

  • Le entrena para coordinar sus movimientos cada vez mejor.Le demuestra que tiene un cuerpo que puede mover a voluntad.
  • Le hace más sociable. A todos los niños les gusta bailar en corro, y esto les ayuda a integrarse en el grupo.
  • Mejora su memoria. Al retener una melodía y los movimientos que la acompañan, entrena su capacidad de memorística.
  • Estimula su inteligencia. El baile es música; la música, ritmo, y el ritmo y los compases, combinaciones numéricas. Hay estudios que confirman que los niños que se aficionan a la música desde pequeñitos tienen más facilidad para aprender los números y los primeros conceptos matemáticos.
  • Desarrolla su creatividad. La música estimula el área derecha del cerebro, por lo que mejora la capacidad para realizar cualquier otra actividad artística, como la pintura.
  • Le ayuda a establecer rutinas. Los ritmos en la danza están asociados a los diferentes órdenes de ejercicios

 

Fuente: http://mariadoval.wordpress.com/2012/11/15/musica-ninos/

Según las investigaciones de Predrag Mitrovic, cardiólogo griego en el Centro clínico de Belgrado y docente en la Facultad de Medicina, esto es posible porque al escuchar música se inicia la secreción de endorfinas, conocidas como hormonas del placer.

«Cuando se segregan en cantidad suficiente, reducen las frecuencias cardíacas y causan la caída de la presión arterial, lo que es lo más importante cuando el corazón está dañado», explica el Dr. Mitrovic.

Para comprobar los resultados, comenzó a analizar sus propias reacciones al escuchar música, midiéndose la noticiaartecurativo tumblr_mh03x6msSe1rjjsi9o1_500presión arterial y el latido del corazón. Decidió investigar si es posible controlar la música, darla al paciente como se toman medicamentos, en dos o tres dosis, y si esa música que se receta al paciente tiene efecto de medicamento. Después inició las investigaciones en pacientes previamente operados de corazón, que después sufrieron un infarto cardíaco. De este modo, descubrió que ciertas composiciones tendrían el mismo efecto que los medicamentos.

Para establecer con exactitud la reacción del enfermo a la música clásica, jazz, rock, pop o folclórica, observó el movimiento de sus pupilas, un complejo mecanismo neurológico que refleja el efecto en el organismo.

Mitrovic asegura que la clave están en elaborar recopilaciones musicales específicas para cada paciente, determinando el género, la tonalidad y el tempo.

El tratamiento consiste en escuchar la selección musical dos veces al día, con una dosis mínima de 12 minutos cada una , tiempo necesario para poner en marcha los complejos mecanismos en el organismo que provocan un buen efecto. «Lo esencial es que cada paciente tenga su música, porque cada uno reacciona a la música que le gusta y también a la que agrada a su organismo. Cada persona es una historia por sí», explica.

Cada dos o tres meses se cambian las composiciones para que los pacientes no se acostumbren y pierdan la concentración necesaria. Se usa, ante todo, la música instrumental, para evitar que las letras provoquen emociones adicionales.

La música clásica dknña un efecto positivo en la mayoría de los enfermos, indistintamente de sus preferencias musicales.

La investigación abarcó 740 pacientes, divididos en dos grupos iguales, con características similares. Un grupo tenía incluida la música entre los medicamentos que tomaban. Los controles y análisis regulares mostraron que en el grupo al que se aplicaba música hubo menos ataques cardíacos, anginas de pecho, muertes y nuevas operaciones y, también, una notable caída de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca.

El potencial de investigación es enorme y el equipo de Mitrovic, junto con gastroenterólogos, ha empezado a investigar si la música aplicada reduce la excesiva excreción de acidez que puede causar úlcera, ya que el efecto de la música discurre por el nervio vago, tanto para el estómago como para el corazón.

Fuente: https://es.tendencias.yahoo.com/blogs/salud-y-bienestar

Los beneficios de la música en el ser humano son muchos y muy valiosos. Escuchar una u otra música puede provocarnos reacciones distintas, dependiendo del momento y de nuestro estado anímico. Reduce el estrés, libera endorfinas, estimula el cerebro… ¡Todo positivo!

Para los niños:

Introducir la música en tu casa, en tu día a día, en la vida de tus hijos es extremadamente necesario. Ayuda al desarrollo cerebral, a la memoria, a su psicomotricidad, a su creatividad… A todos nos ha pasado que al escuchar cierta canción nos vienen a la mente recuerdos de cuándo y cómo escuchamos aquella misma pieza en el pasado. Criar a tus hijos con musica es regalarles la banda sonora de su vida. Además, el hecho de que puedan relacionar vivencias con música indica que son capaces de expresar sus emociones, aunque no sea de palabra y que no han generado barreras emocionales.

A medida que nos hacemos mayores las experiencias de la vida van haciendo que nos encerremos en nosotros mismos a modo de protección.  Con el tiempo perdemos la capacidad de expresar cómo nos sentimos y esa falta de liberación puede llevarnos a sufrir sin saber exáctamente porqué. Si desde antes de nacer la música está presente en nuestra vida de forma constante y variada, tendremos una forma de canalizar y expresar libre y maravillosa, sin esfuerzo, estaremos dando a nuestros hijos una llave para «dejar salir y no acumular», una medicina que podrán aplicarse a sí mismos más adelante para curarse emocionalmentecartel-maestra-3.

Si permites que se libere y crezca su creatividad estás dando armas a tu hijo para que encuentre salida a todos los  problemas, para que sepa encontrar la felicidad en las pequeñas cosas, ¡incluso estás ampliando su capacidad de estudio! La música relaja la mente, si de vez en cuando le das un descanso rendirá mejor. Nunca es bueno forzar la máquina.

Puedes introducir la música en la vida de tu hijo de todas las formas que se te ocurra: escucharla, bailarla, cantarla, tocarla…

Tocar un instrumento:

Aprender a tocar un infelveteli_kepstrumento es o debería ser básico en la educación. La música tiene su propia escritura, lectura e idioma. Se escribe con normas distintas, sobre un papel distinto, hablas con el alma y las emociones y no con las palabras, la lees con tus manos o cantando. Por lo tanto, la ampliación de los esquemas cerebrales y su capacidad es total. Aprendemos un lenguaje de emociones. ¡Es mágica!

Ahora bien, hablamos de los beneficios del proceso de aprendizaje de la música, no de exigir a nuestros hijos o a nosotros mismos el llegar a ser unos virtuosos del instrumento musical o morir en el intento. Se trata de que les guste, no de que lo aborrezcan.

Fuente: http://creatividadconductiva.blogspot.com.es

Para muchos, música y ejercicios son instrumentos inseparables durante un trote, en el gimnasio, mientras se monta una bicicleta o se sube un cerro. Por otro lado, sabemos que escuchar ciertas canciones nos provoca sensaciones de bienestar y atraemos con ellas distintas emociones. Es preciso entonces conocer que nos dice la ciencia respecto a los efectos de la música en el rendimiento

La investigación científica ha revelado cinco principales formas en que la música puede influir en la preparación y el rendimiento competitivo. Así la música influiría en:a) la disociaciónb) la regulación de la activación c) la sincronización d) la adquisición de habilidades motoras, y e) el estado de flujo

Disociación: tiene que ver con una estrategia de afrontamiento mental que apunta desviar los pensamientos de las sensaciones de agotamiento, es distraer la atención hacia aspectos no relacionados con la tarea, ej: planificar la semana mientras se corre, aprender la letra de una canción, estar pendiente del público etc. Diversos autores señalan que esta estrategia es especialmente efectiva cuando la intensidad del esfuerzo es baja o de nivel medio. Por tanto la música serviría para promover un estado de ánimo positivo, desviar la atención lejos de los pensamientos que surgen de las sensaciones fisiológicas de fatiga. Más concretamente, los aspectos positivos del estado de ánimo, como el vigor y la felicidad se agudizan, mientras que los aspectos negativos como la tensión y el dolor se atenúan. (Bishop, Karageorghis, y Loizou, 2007).

 Aunque la música no reduce la percepción del esfuerzo durante el trabajo de alta intensidad, mejora la experiencia de la misma, produce que entrenamientos duros parezcan más divertidos rompiendo con la monotonía.

 Regulación de la Activación: Cuando hablamos de activación, nos referimos a la energía psicofisiológica, que nos dispone a actuar en determinado momento y tarea. Mora (2000) habla de ella como una función energizante que es responsable del aprovechamiento de los recursos del cuerpo ante actividades vigorosas e intensas. En este sentido la música altera la activación fisiológica y emocional, en consecuencia se puede utilizar en entrenamiento como un inspirador o estimulante, del mismo modo como un sedante para calmar sensaciones de ansiedad.

Sincronización: Diversas investigaciones nos señalan (Bacon, Myers, y Karageorghis, 2008) que la sincronización de la música con el ejercicio repetitivo se asocia a mayor calidad de trabajo en entrenamientos, en deportes como el remo, el ciclismo, el esquí y el atletismo de fondo. Sincronizamusica-resulta-excelente-aliada-deporte_CLAIMA20130801_0122_14r movimientos con la música permite realizar tareas con mayor efectividad dando lugar a una mayor resistencia. En un estudio realizado con ciclistas de fondo en un rodillo, se descubrió que quienes realizaban el ejercicio acompañados de música necesitaron un 7% menos de oxígeno para completar la prueba en comparación con aquellos deportistas que no utilizaron música (Simpson y Karageorghis ,2006). La explicación es que la música proporciona indicaciones temporales que tienen el potencial de hacer que el uso de la energía de los atletas sea más eficiente.

Adquisición de Habilidades Motoras: Según Chen, 1985 y Spilthoorn, 1986; hay tres posibles explicaciones para el aumento de la adquisición de habilidades a través de la música.

 En primer lugar, la música replica formas de ritmo corporal y muchos aspectos de la locomoción humana. Por lo tanto, la música puede transportar el cuerpo a través de patrones de movimiento eficaces, el cuerpo proporciona una analogía visual del sonido.

En segundo lugar, las letras de la música bien elegidas pueden reforzar aspectos esenciales de una técnica deportiva. Por ejemplo, en el atletismo, letras que impulsen a correr (RUN), saltar (JUMP), resistir (RESIST). En deportes de combate, letras que se orienten a golpear, patear (hitting, kicking).

En tercer lugar, la música hace que el ambiente de aprendizaje sea más divertido, por tanto se experimenta un aumento de la motivación intrínseca.

Estado de Flujo (Flow): Para Csikszentmihalyi, (2002) experimentar fluencia, es sentirse completamente en sintonía con lo que se está haciendo, saber que uno es fuerte y capaz de controlar su destino al menos por un momento y conseguir sentido de placer independientemente del resultado. El “Flow” es caer absorto en la ejecución en el proceso de realización de una tarea. Pates, Karageorghis, Fryer, y Maynard (2003) refieren que los efectos de la música sobre las emociones y la motivación pueden ayudar a entrar en un estado de flujo. Dichos autores han investigado el uso de música en deportes de precisión e incluso en el ámbito de la selectividad universitaria. En ambos casos concluyeron que las intervenciones con música e imágenes podrían mejorar el rendimiento mediante la activación de las emociones y cogniciones asociadas a estados de concentración.

Fuente: http://psicodeporteyrendimientooptimo.blogspot.com.es