Una investigación británica afirma que al escuchar Beethoven y Mozart es posible mejorar la capacidad de atención y creatividad de los niños.

Existen numerosos beneficios de la música, y especialmente la clásica. Mucho se ha dicho en torno a los lazos interculturales que genera al ser un vehículo de expresión y lenguaje común a todos los seres humanos. Numerosos estudios han tratado los efectos de este estilo musical puntual: facilita el aprendizaje de la lengua, optimiza la resolución de procesos espacio-temporales, induce a un sueño más profundo y de manera más rápida, y ayuda a disminuir los efectos de la ansiedad o depresión, entre los más populares resultados. Recientemente un estudio de la Universidad de Londres ha afirmado que además de las mencionadas investigaciones previas, la música clásica les permite a los niños escuchar y concentrarse más.

De acuerdo con el equipo de científicos escuchar música clásica, especialmente la de Beethoven y Mozart, permite que los niños mejoren su capacidad de atención, de escucha, así como su ingenio a la hora de reconocer detalles y diferencias sutiles. Todas estas habilidades se trasladan a distintas áreas del currículo.

Si bien puede parecer que la música puede no ser atractiva para los niños, increíblemente en la realidad se produce exactamente a la inversa, ya que los niños son sumamente abiertos a distintos estilos musicales.

¿En qué consistió el estudio de la Universidad de Londres?

De acuerdo al estudio dirigido por el profesor Sue Hallan del Instituto de Educación (OIE) donde realizó una evaluación del Apollo Music Projects una iniciativa de educación musical donde los jóvenes escuchan música clásica en directo.

Al evaluar el programa, Hallan descubrió que aquellos que habían estado en los primeros años educativos de Primaria, durante la escucha no presentaron ningún prejuicio contra la música clásica. De hecho, algunos se interesaron mucho por ello y les atrajo, permitiéndoles ampliar su rango musical y otros efectos positivos en su capacidad de autocontol y concentración.piano en el agua

El programa les permitió escuchar diferentes composiciones de música clásica como Beethoven, Haydn, Mozart, Ravel, Shostakovich y Mendelssohn, pese a que muchas de las piezas se tornaban más difíciles a medida que se desarrollaba la iniciativa.

La dificultad permitía notar el grado de atención de los niños y su capacidad de discernir los movimientos completos de cuarteto de cuerdas y sinfónicas, alcanzando un nivel de concentración y placer muy altos.

Fuente: www.universia.es

Cuando escuchamos música, ejercitamos nuestro cerebro de una forma única. «Existe suficiente evidencia científica que nos dice que la experiencia musical, el entrenamiento musical, todas esas cosas cambian nuestro cerebro…entrena y mejora funciones cerebrales que nada tienen que ver con la música”, explica el Dr. Charles Limb, profesor de la Universidad de Hopkins, quien ha investigado el tema y escrito varias publicaciones al respecto.

Sin embargo, algunos tipos de música estimulan la creatividad y la imaginación, mientras que otras, como la música más movida, que nos anima al baile, brinda también una oportunidad para mejorar nuestro estado físico y también facilitar ciertos procesos terapéuticos.

En el  libro “La Música, la Mente y el Cerebro”, el psicólogo Manfred Clynes resume de qué forma la música afecta a nuestro cerebro. “La estructura, los intervalos, la calidad y el timbre armoniosos de la música y los patrones espaciales temporales de largo plazo son reconocidos por nuestro hemisferio no-dominante (en la mayoría de nosotros el hemisferio derecho). Por otro lado, el volumen que cambia rápidamente, la trayectoria exacta y rápida del tono, el tempo (pacing) y la letra son reconocidos por el hemisferio dominante (en la mayoría de nosotros el izquierdo). “

La buena fama de la música clásica

No es verdad que la música clásica nos hace más inteligentes, pero sin embargo,  es cierto que le proporciona al cerebro un mejor ambiente para desarrollar ideas y restablecer conexiones neuronales que nos permitirán estar más alertas, concentrarnos mejor y mejorar los procesos de aprendizaje.escucha-musica

La educadora española María Pilar Carrasco en su libro ‘Cómo educar a tus hijos con la música’, señala que la música barroca genera estados que facilitan el aprendizaje, gracias a su ritmo de 60 golpes, equivalente a los latidos del corazón cuando estamos en reposo. Por otra parte, la autora asegura que los tonos graves de este tipo de música provocan ondas cerebrales bajas y ayuda a la relajación.

Un estudio de la Universidad de Irvine, realizado por la psiconeuróloga Frances Rausher demostró que el escuchar las complejas piezas de Mozart, mejora las habilidades de aprendizaje de los estudiantes, ya que el razonamiento abstracto que se activa con el estudio, activa patrones similares a la música.   Durante este estudio, los investigadores descubrieron que aunque el efecto de escuchar la música de Mozart durante unos diez minutos antes de tomar una prueba demostraba una mejora en el razonamiento espacial y abstracto de los estudiantes, sin embargo, el efecto sólo era temporal, y tenía una duración de 5 a 15 minutos.

Según el neurocientífico Larry Parsons, del Centro de Imágenes de la Universidad de Texas en San Antonio, Mozart ayudó a un grupo de control a mejorar su razonamiento, sin embargo otros tipos de música también ayudaron a los estudiantes que eran parte del experimento, lo que demuestra que pueden ser los ritmos, tonos o patrones de música lo que realmente mejora el aprendizaje.

A modo de conclusión, existen muchos estudios que han demostrado que la música realmente afecta nuestro cerebro de una manera positiva y al mismo tiempo es una forma muy agradable de enriquecer nuestras vidas. Una de sus ventajas es que podemos utilizar la música para la estimulación del cerebro en las diferentes etapas de la vida, desde bebés y recién nacidos hasta personas de la tercera edad.

Fuente: http://salud.univision.com/es/

No importa si tenemos o no afinación. Las canciones, además de divertir a toda la familia, son instrumentos de mucha utilidad para que los más pequeños incorporen hábitos y conocimientos nuevos de una forma placentera.

Todos recordamos las canciones de nuestra infancia con mucha nostalgia y alegría. A través de ellas incorporamos nuevas palabras, sonidos, armonías y ritmos casi sin darnos cuenta. Además, nos remontan a momentos inolvidables con aquel familiar que nos las enseñó. Pero la canción no sólo graba en nuestro interior pasajes hermosos de nuestro pasado, sino que, además, es uno de los recursos lúdicos y educativos que tenemos más a mano para educar a nuestros hijos.

La música en general y la canción en particular pueden utilizarse para distintos objetivos, pero, sean cuales fueren estos, harán que el sendero por el cual los alcancemos sea más fácil y alegre. En primer lugar, las canciones desarrollan el oído musical del niño, lo que lo introduce al mundo musical y le ayuda a distinguir los sonidos que le rodean en la vida cotidiana. Además, favorece la expresión artística y la capacidad de imaginar. Esto, a su vez, le ofrece un mecanismo especial para exteriorizar sus emociones y sentimientos.

Por su parte, a nivel motriz, cantar ayudará a nuestro pequeño a sincronizar y organizar el movimiento, yaCantando 1 que en el acto de bailar, golpear las palmas o caminar al compás de la música convergen ritmo y desplazamiento. Si además se acompaña con algún instrumento, por más sencillo que sea, como un tambor, una maraca o un par de varillas de madera, estimulará su sentido del tacto, ya que los instrumentos se tocan de diversas maneras y producen sensaciones distintas.

Otra de las razones por las que el espacio que dediquemos a la música con nuestros hijos será un tiempo de calidad es lo que esta puede aportarnos a nivel de las capacidades más complejas, como la memoria o el lenguaje. A través de las canciones podemos reforzar el lenguaje de nuestros hijos, no sólo desde la ampliación del vocabulario, sino por la necesidad de pronunciar correctamente los fonemas para reproducir la melodía. La canción es una herramienta útil para desarrollar la memoria, ya que algunas estructuras lingüísticas se asimilan con mayor facilidad con ayuda de la música.

A nivel social y cultural, cantar es una forma de facilitar los vínculos debido a que, desde la primera infancia, los niños aprenden a reproducir melodías junto a sus amigos. A su vez, si les enseñamos canciones populares, les estamos ofreciendo una valiosa fuente de cultura que jamás olvidarán. Por todo esto, es importante animarlos a cantar, porque, sin duda, será una de las formas más enriquecedoras de disfrutar el tiempo de ocio en familia.

Fuente: www.superpadres.com

 

Los instrumentos y sus sonidos, el ritmo y en ocasiones, las letras nos hacen sentir, nos transportan y nos apartan de la realidad. No solo para quien escucha música, sino también para quien la crea, es una forma de expresión, de libertad y de juego.

Son muchísimas las veces que hemos escuchado o leído acerca de los valores positivos de la música. De hecho, todos hemos pasado por ese momento en que la música nos ha ayudado a sentirnos mejor.

 Los problemas más curiosos que la música puede solucionar:

Pérdida de capacidad auditiva. La música no cura la sordera, pero está demostrado que ayuda a prevenirla. En un estudio de capacidad auditiva cuyos resultados fueron publicados en el Washington Post, realizado entre músicos y no músicos en Estados Unidos se descubrió que los primeros podían procesar mejor el sonido que los segundos, incluso siendo personas de edad más avanzada. ¡La práctica hace al maestro !

Baja actividad física. Hay pruebas según una investigación difundida por las noticias BBC y realizada en Reino Unido de que la música puede activar a los deportistas incluso un 20%, casi la misma cantidad que puede incrementar por el dopaje, solo que el consumo de esta no aparecerá en ningún control.

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La música también puede ayudar a las plantas. No es un mito, estudios de los años 70 corroboran que las plantas se estimulan al recibir las vibraciones del sonido y esto afecta a su crecimiento. Incluso el tipo de música puede influir en la posición que tome la planta al crecer, según una escritora americana que ya analizaba sus efectos hace 40 años en su libro The Sound of Music and Plants.

Cada día más, los sonidos y la musicoterapia interesan en el mundo de la medicina. Conferencias, libros e investigaciones se llevan a cabo con el objetivo de ayudar a las personas y poder aprovechar sus efectos positivos.

Fuente: www.undermagazine.es