Un estudio arroja las primeras evidencias del efecto del entrenamiento musical de larga duración en la actividad neuronal

Los retrasos en el ritmo neuronal vinculados al envejecimiento no son inevitables y pueden eludirse o reducirse con entrenamiento musical, según se desprende de un estudio reciente realizado por especialistas de la Universidad Northwestern de Estados Unidos en el que se ha analizado la relación entre música y cerebro.

En un experimento realizado, se comprobó que músicos ancianos eran capaces de procesar un discurso, desarrollado en un entorno ruidoso, con la misma eficiencia que personas jóvenes. El hallazgo sugiere que el entrenamiento musical sería una herramienta eficaz para la potenciación de la plasticidad cerebral.

Esta investigación es la primera que proporciona evidencias biológicas de que la experiencia musical a largo plazo afecta al proceso del envejecimiento humano.

Efecto de la música en el sistema nervioso
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Las evidencias fueron recopiladas a partir de las mediciones de las respuestas cerebrales automáticas de músicos jóvenes y mayores, así como de adultos que no eran músicos, ante los sonidos de un discurso. Las mediciones demostraron que el ritmo neuronal de los músicos más ancianos presentaba una ventaja.

Según explica la neurocientífica Nina Kraus, co-autora del estudio, en este sentido, “los músicos más ancianos no sólo superaron a las personas de su misma edad que no eran músicos, sino que además decodificaron los estímulos sonoros tan rápida y acertadamente como los adultos más jóvenes, que no eran músicos”.

Los resultados obtenidos refuerzan la idea de que experimentar activamente los sonidos, en el transcurso de nuestra vida, tiene un profundo efecto en el funcionamiento del sistema nervioso, asegura la investigadora.


También ayuda a la memoria

Los investigadruidoores señalan que, a partir de los hallazgos realizados, se demuestra que el entrenamiento musical intensivo, incluso en las etapas avanzadas de la vida, podría potenciar el procesamiento mental de cualquier discurso y, como consecuencia, incrementar la capacidad de los ancianos para comunicarse en entornos acústicos complejos o ruidosos.

Los adultos mayores suelen tener problemas para distinguir palabras en estos contextos porque la reducción del ritmo neuronal vinculada al envejecimiento les impide decodificar bien los sonidos. En este sentido, la música podría serles de ayuda ya que, según Kraus, “la experiencia musical afecta selectivamente al cronometraje de elementos de sonido importantes para la distinción de las consonantes”.

En estos análisis fueron constatados otros efectos positivos de la música sobre el cerebro, como que ésta puede reducir la pérdida de memoria vinculada al envejecimiento.

Los voluntarios músicos habían empezado a estudiar música antes de los nueve años, y habían estado implicados en actividades musicales constantes durante toda su vida. Los voluntarios que no eran músicos habían estudiado música durante tres años como máximo.

El cerebro y la música

noticia3En los últimos tiempos, hemos sabido de otras investigaciones centradas en el efecto de la música sobre el cerebro humano.

Por ejemplo, en 2011, un estudio llevado a cabo por científicos de la York University de Canadá, especializados en el aprendizaje, la memoria y el lenguaje de los niños, constataron que la música puede potenciar el aprendizaje de niños de preescolar.

Por otra parte, en 2008, una investigación realizada por especialistas de la Harvard Medical School de Boston reveló que los niños que tocan un instrumento una media de dos horas y media a la semana desarrollan un 25% más el cuerpo calloso, la zona que conecta los dos hemisferios cerebrales y que ayuda a la coordinación de ambas manos.

Dados los resultados de diversas investigaciones al respecto, en 2009, investigadores de la Universidad de Zurich señalaron que la plasticidad cerebral que propicia la música podría ser aprovechada para desarrollar terapias destinadas a mejorar las habilidades cognitivas.

La música sería útil para este fin debido a que las regiones cerebrales implicadas en la práctica musical se utilizan también para otras funciones, como la memoria o el lenguaje. Cualquier mejora que favorezca la música en estas áreas del cerebro, favorecería, por tanto, las capacidades en otros campos del conocimiento.

Fuente: www.tendencias21.net

Es sabido que el tocar un instrumento afina el oído de quien lo toca. El distinguir los acordes requiere un entrenamiento —y por lo tanto un desarrollo— de sus capacidades auditivas para poder distinguirlos.

Se ha comprobado que los que tocan un instrumento poseen un mayor rendimiento en matemáticas, además de una memoria más desarrollada y eficaz que el común de la gente. Pero recientemente se ha comprobado que la música no sólo desarrolla estas capacidades del cerebro, sino que también lo hace con las facultades comunicativas.

Quienes tocan un instrumento pueden identificar con más claridad al interlocutor con tan sólo escuchar su timbre de voz. También se ha comprobado que leen los labios de una forma mucho más precisa que como lo hace una persona normal. Es más, en base a los gestos y la tonalidad que utiliza su interlocutor, quienes tocan un instrumento musical pueden inferir los estados anímicos de quien se está comunicando con ellos.

El tronco cerebral, la parte más primitiva de nuestro cerebro, es el factor que influye en este hecho. Los músicos poseen un sistema neuronal especializado en el procesamiento de imágenes y sonidos. Como esta parte del cerebro está también asociada al desarrollo del lenguaje, los científicos han concluido que los niños que tocan un instrumento podrían alfabetizarse con mayor eficacia.

Fuente: www.ojocientifico.com