Cada vez son más las aplicaciones terapéuticas de la música, una «medicina mágica» que mueve las emociones y alivia nuestras dolencias desde antes del nacimiento al final de la vida
1. Antes de nacer
La música es percibida por el cerebro como una recompensa y puede modificar la tasa cardiaca, la respiración y la temperatura corporal. Los estudios realizados en el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) constatan que escuchar una melodía produce otros efectos fisiológicos destacables, como el aumento del nivel de resistencia al dolor, cambios en el tono muscular y la temperatura, el nivel de glucosa o la secreción hormonal, así como una reducción de la fatiga y el estrés. De ahí que la lista de patologías en las que tiene una utilidad probada sea cada vez
más larga.
Da buenos resultados incluso antes de nacer, al conseguir que las futuras madres se tranquilicen y puedan expresar sus sentimientos respecto a las inquietudes del embarazo, algo que después repercute en el bienestar de sus bebés.
2. Cuidados neonatales
Los niños prematuros ganan más peso con ayuda de la música
En el Hospital universitario La Paz de Madrid se valen desde hace una década de la capacidad de la música para modificar las constantes vitales desde el inicio de la vida. La introdujo en el hospital el doctor Francisco Ruza, en 2003, que explica que se aplicó inicialmente a lactantes menores de seis meses, críticamente enfermos, como complemento a la terapia médica, aunque después se ha extendido a todo el hospital. El de los lactantes fue un estudio científico con el que comprobaron que «mejoraban de forma estadísticamente significativa todas las funciones vitales de los bebés, que en algunos casos estaban sometidos a ventilación mecánica: tasa cardiaca, tensión arterial, frecuencia respiratoria y también la puntuación del test «confort», validado internacionalmente. También comprobamos que los prematuros ganan peso con mayor rapidez con ayuda de la música», apunta el doctor Ruza.
3. Desarrollo neurológico
La educación musical ayuda a prevenir trastornos como la dislexia
La educación musical ayuda a los más pequeños en su desarrollo neurológico: repercute en la memoria, fluidez verbal, razonamiento no verbal y lateralidad. Ayuda también a equilibrar el desarrollo de ambos hemisferios cerebrales. Cualidades útiles para prevenir trastornos como la dislexia. Con tantos beneficios, es sorprenden que como asignatura esté ausente del sistema educativo español. Sin embargo, cada vez son más los directores de centros infantiles que demandan la musicoterapia, porque previene problemas de lateralidad y psicomotricidad, entre otros.
4. Autismo
El canto y la práctica de algún instrumento mejoran las habilidades de comunicación
La musicoterapia facilita a los niños con autismo la expresión de lo que no pueden decir con palabras, porque muchos no hablan. Al menos al principio. Y es que la música, además de repercutir en el desarrollo motor, social y emocional, sirve como facilitador de la expresión oral de los pequeños, que se vuelven más parlanchines, como bien han constatado los padres, explica la psicóloga Nuria Escudé, directora del Instituto Catalán de Musicoterapia y del máster en esta especialidad en la Universidad de Barcelona. La música y el lenguaje están íntimamente relacionados. Ambos están ordenados jerárquicamente y son muy parecidos en la complejidad de información acústica que transmiten y en el procesamiento cognitivo que requieren, que implica a la atención y la memoria. Esas similitudes permiten generalizar al lenguaje lo entrenado a través de la música.
5. Síndrome de Down
Con ayuda de la música y el canto mejoran la vocalización y aumentan la autoestima
Los niños con síndrome de Down mejoran su autoestima a través de la música. Les gusta tocar instrumentos musicales y algunos se animan incluso con el piano. A medida que ganan destreza en los instrumentos musicales pueden hacer pequeños conciertos para la familia, interpretando piezas acordes con sus gustos musicales, explica Nuria Escudé. Además, al cantar se trabaja también la respiración abdominal, que les ayuda a vocalizar mejor con diferentes sonidos. La percusión sirve para improvisar y expresar emociones.
6. Oncología
La música ayuda a los adolescentes a enfrentarse mejor a esta patología
Las intervenciones basadas en la música pueden tener un impacto positivo sobre el dolor, la ansiedad, trastornos del estado de ánimo y calidad de vida en pacientes con cáncer, según un estudio publicado en Support Care Cancer.
Estas ventajas se extienden también a niños y adolescentes, según otro trabajo reciente esta vez en la revista de la Sociedad Americana del Cáncer. El trabajo destaca que los más jóvenes ganan en habilidades de afrontamiento y en resistencia frente al estrés cuando se incluye la música como complemento terapéutico. Escribir letras de canciones y producir vídeos musicales bajo la supervisión de un musicoterapeuta ayuda a los pacientes a reflexionar sobre sus experiencias e identificar lo que es importante para ellos, como su espiritualidad, familia y relaciones con los compañeros. Estas intervenciones con musicoterapia pueden proporcionan un apoyo psicosocial esencial para ayudar a los pacientes jóvenes enfrentarse a esta patología, concluye el trabajo.
7. Enfermedades neurológicas
La música favorece el movimiento y mejora la calidad de vida en los enfermos neurológicos
Ictus, corea de Huntington o párkinson encuentran cierto alivio en el ritmo musical. Los estudios de neuroimagen muestran que el ritmo activa estructuras motoras corticales, los ganglios basales y el cerebelo, afectados en el párkinson.
Es probable que la implicación mecánica de estas estructuras gracias al ritmo sea la conexión entre la música y las mejoras motoras. En definitiva, la música incentiva el movimiento, simplifica Pilar Lago, musicoterapeuta, licenciada en Piano, Canto y Pedagogía Musical, doctora en Ciencias de la Educación y profesora de Didáctica de la Expresión Musical de la UNED.
Cambiar de estilo musical puede ayudar a los pacientes con otra patología neurodegenerativa: el alzhéimer. La música melódica bucea «en los entresijos de tu vida y emociones», aclara Pilar Lago. Así logran combatir el olvido momentáneamente al son de sus canciones favoritas. Gracias a la música «personas que no recuerda su nombre pueden cantar una canción de su juventud y a veces se ponen a llorar de la emoción. Las primeras canciones que oímos son las últimas que olvidamos. Por eso en alzhéimer utilizamos las canciones de la infancia. La música va directa a nuestras emociones», añade Nuria Escudé.
8. Cuidados paliativos
La música mejora la ansiedad, depresión e insomnio y, sorprendentemente, también los síntomas físicos
La psicóloga Nuria Escudé trabaja con pacientes terminales en los Hospitales del Mar y La Esperanza, entre otros. La música logra disminuir el nivel de ansiedad, depresión e insomnio y, lo más sorprendente, también los síntomas fisicos. Por eso los pacientes requieren menos calmantes y tienen menos problemas respiratorios, como ha podido constantar en un estudio que realiza en colaboración con el Hospital La Esperanza y la Universidad de Barcelona. Unas observaciones que están pendientes de publicar. Además ayuda los pacientes y a sus familiares a expresar mejor sus emociones.
9. Ayuda a mejorar el rendimiento físico
Escuchar música facilita los movimientos y aumenta el rendimiento físico en un 20 por ciento
Y finalmente, otra faceta quizá menos conocida, pero no menos importante, de la música: la prevención. No es nuevo que el ejercicio, junto con una alimentación adecuada, es uno de los pilares de una buena salud. Sin embargo, no siempre sacamos el tiempo necesario para practicar esos 30 minutos diarios de actividad física que tanto nos recomiendan. La música tiene aquí un importante papel facilitador, porque escucharla mientras ejercitamos los músculos, además de distraernos del cansancio, aumenta la motivación y el rendimiento físico en un 20%. Una melodía de fondo hace los ejercicios más fáciles de realizar. El motivo lo explicaba en «Mente y Cerebro» Mark Andrews, del departamento de fisiología de la Facultad de Medicina Osteopática Lake Erie: las funciones fisiológicas básicas como la respiración o el latido del corazón son, igual que la música, actividades rítmicas. Y puesto que nuestro organismo está habituado a los ritmos, los sonidos acompasados de la música ayudan a organizar los movimientos físicos.
Fuente: www.abc.es/sociedad