Escuchamos música para ir al trabajo, mientras nos damos un baño, en el concierto de nuestro artista favorito o en el autobús cuando no queremos hablar con la persona de al lado. El uso que le damos a la música ciertamente se ha convertido en parte de nuestra rutina, pero es más que un simple acto rutinario. El rol que tiene en la configuración de nuestras relaciones sociales trasciende a un simple entretenimiento, es una proyección de lo que somos y un ente transformador de quienes podemos llegar a ser.

Nos apropiamos de la música… y ella de nosotros

La preferencia por un tipo de género musical determina en buena medida la pertenencia a determinados grupos sociales y nuestro comportamiento dentro de estos grupos.music2

En este punto vale la pena analizar el caso que esboza Pedro Peixoto Ferreira en su artículo When Sound Meets Movement: Performance in Electronic Dance Music. Parte del caso propuesto por Ben Neill en un texto publicado en Leonardo Music Journal, en el que considera que los rave de música eletrónica han tenido gran éxito principalmente por la forma en que se configura la relación entre el artista y la audiencia.

En los raves el artista no representa una “figura de poder”, sino más bien la de un facilitador de la fiesta en sí. “El artista no es el centro de atención, sólo el canalizador de la energía de la pista de baile” Ben Neill

En este ejemplo podemos entender a la música como un medio de integración, en el que la forma de consumo reconfigura las normas sociales, donde las relaciones de poder prácticamente no existen.

Música y baile

BailandoEn la misma línea podemos encontrar otro ejemplo relacionado con la forma en que las personas bailan; muchos géneros musicales tienen una forma de baile definida y nos sentiríamos ridículos si intentáramos bailar sin saber cómo hacerlo. En géneros como la música electrónica simplemente no ocurre porque no hay una autoridad que defina cómo se debe bailar.

Con el caso anterior podemos encontrar otra característica particular de la música en el contexto social: su carácter dual. La música no solo dota de significado, sino también significa y representa

En muchas ocasiones la música es sujeto de censura, ya que se considera un medio que incita a la violencia, conductas de riesgo, al involucramiento en grupos de pandillas, etcétera. No obstante, debemos considerar primero qué fenómeno fue el que creó determinada música y a quiénes apela realmente.

Las canciones de amor y su capacidad intemporal

Plantearse la música de esta forma permite comprender que la música responde a una demanda, un anhelo, un factor de identificación, una visibilización de la realidad de quien la escucha… quizás por esta razón, aunque existen muchas canciones de amor, nunca pasan de moda y tienen un éxito aceptable, pues siempre habrá alguien que se sienta identificado con la letra de la canción.

La canción en sí no es tan importante como lo que significa, que en este caso es la exteriorización de sus sentimientos a través de la letra de una canción y una melodía que toca fibras sensibles.

Quizás, después de todo, la vida sí es una canción.

Fuente: http://sonconvos.wordpress.com

La música clásica afecta a todo aquel que la escucha, tal es así que las principales películas a menudo la utilizan para evocar sentimientos y estados de ánimo necesarios para contar una historia. La técnica funciona porque la música clásica es organizada y compleja, con frases y cantidades variables de intensidad que se comportan como un narrador que cuenta un cuento sin palabras. De hecho, la notación musical es un lenguaje propio. Debido a que la música clásica tiene tal fuerza, los científicos comenzaron a estudiar los impactos específicos que la música clásica tiene en el cerebro encontrando que tiene efectos beneficiosos y constructivos.

Mayor recompensa

De acuerdo con el estudio de Stanford «Las recompensas de escuchar música: Respuesta y conectividad fisiológica del sistema mesolímbico», escuchar música clásica ofrece recompensas fisiológicas. El flujo sanguíneo se incrementa a varias áreas del cerebro, activando los centros autonómicos, cognitivos y emocionales, mientras que otra parte del cerebro libera la dopamina. La dopamina es una sustancia química que, entre otras cosas, afecta el humor y la capacidad de sentir placer. Esta liberación de dopamina, producida en las otras áreas del cerebro que interactúan, permite una mayor sensación de bienestar. Este beneficio de escuchar música clásica tiene implicaciones para nuestra comprensión de los trastornos como la depresión y la bipolaridad y la esquizofrenia, según los autores del estudio.

El efecto Mozart    mozart1portada

El llamado efecto Mozart se produce, según el experimento original de 1993 de Rauscher, Shaw y Ky, cuando los sujetos que escuchan una sonata de Mozart experimentan saltos en el razonamiento espacial. Estos logros espaciales eran muy temporales, pero resultaban en un incremento temporal del coeficiente intelectual en lo relativo a la capacidad espacial. El estudio creó una gran controversia y algunos científicos no pudieron reproducir los resultados, aunque otros lo hicieron, y los autores del estudio sospechaban que el aluvión de pruebas tras el estudio inicial llevaron a algunas malas aplicaciones de pruebas y de análisis. La replicación del éxito de la prueba no alivió la controversia, ya que algunos dijeron que el aumento en la capacidad espacial puede ser causado por el disfrute de la música, no por la música en sí. Sin embargo, el ensayo se repitió con las ratas y persistió el efecto. Las ratas fueron expuestas a un ruido blanco en silencio, otro estilo musical o Mozart. Sólo las ratas que escucharon a Mozart experimentaron el beneficio de superiores capacidades de razonamiento espacial. El efecto Mozart sólo dura unos 12 minutos y puede ser inducido con tan sólo 10 minutos de escuchar la sonata K448 del piano de Mozart o el concierto para piano K488. Otra música clásica de estructura similar tiene probabilidades de inducir también el efecto, a pesar de que será necesario realizar las pruebas para probar esto.

La epilepsia y Mozart

La música de Mozart también beneficia a los cerebros de algunos pacientes con epilepsia, según han demostrado los estudios. Los sujetos de prueba incluyen un paciente en coma y un niño que sufre muchos ataques en un día normal. Las investigaciones mostraron una mejoría significativa para muchos de los pacientes expuestos a Mozart. El niño, por ejemplo, vio una caídnoticia_beneficiosmusicaa significativa en el número y la duración de las convulsiones.

CI impulsado

Mientras que el Efecto Mozart implica la escucha pasiva de música clásica, un estudio canadiense probó la participación activa. Es decir, los autores del estudio evaluaron el efecto de las clases de música en las puntuaciones de CI de los niños. El estudio mostró que los niños que tomaron clases de música tuvieron un aumento general en el CI global. El impulso no fue temporal.

Fuente: www.ehowenespanol.com

“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. Cuando Platón expresó estas palabras, es muy posible que no supiera cuán acertadas iban a ser para la comunidad científica años después.

Esa importancia que en la Antigua Grecia se daba a la canción y las artes musicales no debió de caer en saco roto a juzgar por lo eruditos e ilustres que fueron muchos de sus ciudadanos. Y una razón de ese éxito en la astronomía, las matemáticas o la filosofía podría residir en la música.

La música mejora el rendimiento cerebral.cerebro_musica

De acuerdo a un estudio realizado en 2011 por psicólogos de la Universidad de Kansas (Estados Unidos) y la American Psychological Association, recibir formación musical en la etapa previa a la adolescencia puede repercutir en una mejora de la inteligencia de los niños, ya que ayuda a que se formen conexiones alternativas en el cerebro y a lograr una optimización de su rendimiento. Sin embargo, los beneficios de esas clases no solo se notan en edades más tempranas.

Según el estudio -que fue llevado a cabo en personas sanas de entre 60 y 83 años – , aquellos que contaron con dicha formación en la juventud obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria visual, las de adaptación y en la capacidad para nombrar objetos que los que nunca habían asistido a una clase de música, una conclusión que podría determinar la influencia de la música en el retraso del envejecimiento cerebral y de la aparición de enfermedades como la demencia senil.

Estudiar música repercute en un menor deterioro neuronal.

“Dado que estudiar un instrumento requiere años de práctica y aprendizaje, crea conexiones alternativas que hacen más plástico el cerebro y que compensarían la pérdida de capacidades cerebrales conforme ganamos años.»

«Los resultados sugieren que hay una conexión muy fuerte entre estudiar música y llegar a la vejez con una mejor capacidad cognitiva”, explicó en el estudio la investigadora Brenda Hanna-Pladdy.

Estudiar música. Eestudiaroyendomusicastudiar con música.

Y si estudiar música es importante, estudiar con música también lo es, pues se trata de una técnica de estudio que mejora la concentración y que genera un clima más proclive a la asimilación de conocimientos.

Fuente: Sección de Salud de lasprovincias.es

Cada vez son más las aplicaciones terapéuticas de la música, una «medicina mágica» que mueve las emociones y alivia nuestras dolencias desde antes del nacimiento al final de la vida

 1. Antes de nacer

La música es percibida por el cerebro como una recompensa y puede modificar la tasa cardiaca, la respiración y la temperatura corporal. Los estudios realizados en el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) constatan que escuchar una melodía produce otros efectos fisiológicos destacables, como el aumento del nivel de resistencia al dolor, cambios en el tono muscular y la temperatura, el nivel de glucosa o la secreción hormonal, así como una reducción de la fatiga y el estrés. De ahí que la lista de patologías en las que tiene una utilidad probada sea cada vez Embarazo_y_musicamás larga.

Da buenos resultados incluso antes de nacer, al conseguir que las futuras madres se tranquilicen y puedan expresar sus sentimientos respecto a las inquietudes del embarazo, algo que después repercute en el bienestar de sus bebés.

2. Cuidados neonatales

 Los niños prematuros ganan más peso con ayuda de la música

En el Hospital universitario La Paz de Madrid se valen desde hace una década de la capacidad de la música para modificar las constantes vitales desde el inicio de la vida. La introdujo en el hospital el doctor Francisco Ruza, en 2003, que explica que se aplicó inicialmente a lactantes menores de seis meses, críticamente enfermos, como complemento a la terapia médica, aunque después se ha extendido a todo el hospital. El de los lactantes fue un estudio científico con el que comprobaron que «mejoraban de forma estadísticamente significativa todas las funciones vitales de los bebés, que en algunos casos estaban sometidos a ventilación mecánica: tasa cardiaca, tensión arterial, frecuencia respiratoria y también la puntuación del test «confort», validado internacionalmente. También comprobamos que los prematuros ganan peso con mayor rapidez con ayuda de la música», apunta el doctor Ruza.

3. Desarrollo neurológico

La educación musical ayuda a prevenir trastornos como la dislexia

La educación musical ayuda a los más pequeños en su desarrollo neurológico: repercute en la memoria, fluidez verbal, razonamiento no verbal y lateralidad. Ayuda también a equilibrar el desarrollo de ambos hemisferios cerebrales. Cualidades útiles para prevenir trastornos como la dislexia. Con tantos beneficios, es sorprenden que como asignatura esté ausente del sistema educativo español. Sin embargo, cada vez son más los directores de centros infantiles que demandan la musicoterapia, porque previene problemas de lateralidad y psicomotricidad, entre otros.

4. Autismo

El canto y la práctica de algún instrumento mejoran las habilidades de comunicación

La musicoterapia facilita a los niños con autismo la expresión de lo que no pueden decir con palabras, porque muchos no hablan. Al menos al principio. Y es que la música, además de repercutir en el desarrollo motor, social y emocional, sirve como facilitador de la expresión oral de los pequeños, que se vuelven más parlanchines, como bien han constatado los padres, explica la psicóloga Nuria Escudé, directora del Instituto Catalán de Musicoterapia y del máster en esta especialidad en la Universidad de Barcelona. La música y el lenguaje están íntimamente relacionados. Ambos están ordenados jerárquicamente y son muy parecidos en la complejidad de información acústica que transmiten y en el procesamiento cognitivo que requieren, que implica a la atención y la memoria. Esas similitudes permiten generalizar al lenguaje lo entrenado a través de la música.

5. Síndrome de Down

 Con ayuda de la música y el canto mejoran la vocalización y aumentan la autoestima

Los niños con síndrome de Down mejoran su autoestima a través de la música. Les gusta tocar instrumentos musicales y algunos se animan incluso con el piano. A medida que ganan destreza en los instrumentos musicales pueden hacer pequeños conciertos para la familia, interpretando piezas acordes con sus gustos musicales, explica Nuria Escudé. Además, al cantar se trabaja también la respiración abdominal, que les ayuda a vocalizar mejor con diferentes sonidos. La percusión sirve para improvisar y expresar emociones.

6. Oncología

 La música ayuda a los adolescentes a enfrentarse mejor a esta patología

Las intervenciones basadas en la música pueden tener un impacto positivo sobre el dolor, la ansiedad, trastornos del estado de ánimo y calidad de vida en pacientes con cáncer, según un estudio publicado en Support Care Cancer.

Estas ventajas se extienden también a niños y adolescentes, según otro trabajo reciente esta vez en la revista de la Sociedad Americana del Cáncer. El trabajo destaca que los más jóvenes ganan en habilidades de afrontamiento y en resistencia frente al estrés cuando se incluye la música como complemento terapéutico. Escribir letras de canciones y producir vídeos musicales bajo la supervisión de un musicoterapeuta ayuda a los pacientes a reflexionar sobre sus experiencias e identificar lo que es importante para ellos, como su espiritualidad, familia y relaciones con los compañeros. Estas intervenciones con musicoterapia pueden proporcionan un apoyo psicosocial esencial para ayudar a los pacientes jóvenes enfrentarse a esta patología, concluye el trabajo.

 7. Enfermedades neurológicas

La música favorece el movimiento y mejora la calidad de vida en los enfermos neurológicoscerebro_musica

Ictus, corea de Huntington o párkinson encuentran cierto alivio en el ritmo musical. Los estudios de neuroimagen muestran que el ritmo activa estructuras motoras corticales, los ganglios basales y el cerebelo, afectados en el párkinson.

Es probable que la implicación mecánica de estas estructuras gracias al ritmo sea la conexión entre la música y las mejoras motoras. En definitiva, la música incentiva el movimiento, simplifica Pilar Lago, musicoterapeuta, licenciada en Piano, Canto y Pedagogía Musical, doctora en Ciencias de la Educación y profesora de Didáctica de la Expresión Musical de la UNED.

Cambiar de estilo musical puede ayudar a los pacientes con otra patología neurodegenerativa: el alzhéimer. La música melódica bucea «en los entresijos de tu vida y emociones», aclara Pilar Lago. Así logran combatir el olvido momentáneamente al son de sus canciones favoritas. Gracias a la música «personas que no recuerda su nombre pueden cantar una canción de su juventud y a veces se ponen a llorar de la emoción. Las primeras canciones que oímos son las últimas que olvidamos. Por eso en alzhéimer utilizamos las canciones de la infancia. La música va directa a nuestras emociones», añade Nuria Escudé.

8. Cuidados paliativos

La música mejora la ansiedad, depresión e insomnio y, sorprendentemente, también los síntomas físicos

La psicóloga Nuria Escudé trabaja con pacientes terminales en los Hospitales del Mar y La Esperanza, entre otros. La música logra disminuir el nivel de ansiedad, depresión e insomnio y, lo más sorprendente, también los síntomas fisicos. Por eso los pacientes requieren menos calmantes y tienen menos problemas respiratorios, como ha podido constantar en un estudio que realiza en colaboración con el Hospital La Esperanza y la Universidad de Barcelona. Unas observaciones que están pendientes de publicar. Además ayuda los pacientes y a sus familiares a expresar mejor sus emociones.

9. Ayuda a mejorar el rendimiento físico

Escuchar música facilita los movimientos y aumenta el rendimiento físico en un 20 por ciento

Y finalmente, otra faceta quizá menos conocida, pero no menos importante, de la música: la prevención. No es nuevo que el ejercicio, junto con una alimentación adecuada, es uno de los pilares de una buena salud. Sin embargo, no siempre sacamos el tiempo necesario para practicar esos 30 minutos diarios de actividad física que tanto nos recomiendan. La música tiene aquí un importante papel facilitador, porque escucharla mientras ejercitamos los músculos, además de distraernos del cansancio, aumenta la motivación y el rendimiento físico en un 20%. Una melodía de fondo hace los ejercicios más fáciles de realizar. El motivo lo explicaba en «Mente y Cerebro» Mark Andrews, del departamento de fisiología de la Facultad de Medicina Osteopática Lake Erie: las funciones fisiológicas básicas como la respiración o el latido del corazón son, igual que la música, actividades rítmicas. Y puesto que nuestro organismo está habituado a los ritmos, los sonidos acompasados de la música ayudan a organizar los movimientos físicos.

Fuente: www.abc.es/sociedad